Intenta no olvidar

El recuerdo de tu lactancia se convierte en un movimiento simplificado, un “quita y pon” en el pecho en el que prevalecen más bien las sensaciones de lo que has vivido durante esta etapa: si ha sido placentera, fácil, prolongada, sencilla, bonita, especial, corta o frustrante.

Beatriz Díaz
Beatriz Díaz | Creadora
22/08/2023 | Actualizado: 22/08/2023 22/08/2023
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Intenta no olvidar
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Ayer por la noche cuando todo estaba en calma (con todo, me refiero a las niñas en la cama) y el viento empezaba a soplar más fuerte, mi marido salió a la terraza a recoger lo que habían dejado esparcido mis hijas. Cuando entra me dice sonriendo “en el edificio de enfrente tienes una clienta potencial. Hay una chica dando el pecho”, “entonces deberíamos desplegar una lona” le respondí.

Salí a ver quién era, por si me la encontraba por la calle. El edificio de enfrente está apenas a 20 metros de mi fachada; durante la pandemia no existía pero hubieran sido los vecinos ideales por la proximidad de sus viviendas. En fin.

Había muy pocas ventanas encendidas y la de la mamá estaba justo delante de mi terraza: la observé en silencio, maravillada por el momento íntimo que estaba presenciando como una verdadera voyeuse (el femenino de voyeur, idiomas querida). Y observarla así me permitió recordar detalles de mi lactancia, como la forma de coger la nuca de mi recién nacida para incorporarla a echar los gases, o la manera de levantar el codo buscando la mejor postura. El beso en la cabecita que le dio cuando acabó. La conversación que sigue mientras buscas la gasa para limpiarle la leche de los labios.

Contemplarla me devolvió matices que se pierden en el tiempo y al desaparecer, el recuerdo de tu lactancia se convierte en un movimiento simplificado, un “quita y pon” en el pecho en el que prevalecen más bien las sensaciones de lo que has vivido durante esta etapa: si ha sido placentera, fácil, prolongada, sencilla, bonita, especial, corta o frustrante.

Con mi segunda lactancia me di cuenta de que la primera se me había olvidado, se me olvidó la cara de mi hija mayor mamando, esa cara que había mirado por horas, era incapaz de reproducirla en mi cabeza y me dio mucha pena. Por eso fui mucho más consciente con mi hija pequeña y me hice muchas fotos dando de mamar, desde la perspectiva de mis ojos para recordar por ejemplo, ese momento en el que me miraba de reojo y sonreía sin soltar el pezón.

¿Se puede decir que tengo nostalgia de la lactancia? Por supuesto, y he sido consciente después de que esos momento de obligada parada, de pausa, son los que echo tanto de menos ahora. Ojalá salir del modo automático y que nos obligasen durante la vida de nuestros hijos a seguir bajando el ritmo para mirarles.

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